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viernes, 20 de agosto de 2010

LA INDUCCIÓN DEL PARTO DEL BEBÉ-SALUD VIDA Y BELLEZA

SALUD VIDA Y BELLEZA

LA INDUCCIÓN DEL PARTO DEL BEBÉ

La inducción es lo que los médicos hacen para iniciar el parto utilizando medicamentos u otras técnicas médicas. Años atrás, ésta era una práctica que los médicos utilizaban en forma regular. Pero ahora no se lleva a cabo a menos que haya una necesidad médica valedera. En la mayoría de los nacimientos, la tendencia actual es a dejar que la naturaleza siga su curso normal y a intervenir médicamente lo menos posible.

¿Por qué se induce el parto?

Es posible que su médico induzca el parto si ocurre lo siguiente:

* se le rompió la bolsa;
* su bebé todavía no ha nacido dos semanas después de la fecha de parto establecida (cuando se considera que han pasado las 42 semanas de embarazo);
* tiene una infección uterina llamada “corioamnionitis”;
* tiene un embarazo que presenta ciertos riesgos (por ejemplo, diabetes gestacional, presión sanguínea elevada o un bebé con problemas de crecimiento).

Algunos médicos realizan “inducciones optativas”, lo que significa que provocan el parto si la madre, por razones que no sean médicas, lo desea. Sin embargo, ésta no es la mejor opción, ya que las inducciones traen aparejados riesgos.

Los médicos tratan de evitar inducir el parto temprano, ya que es posible que la fecha de parto no sea la correcta y el cuello del útero de la mujer todavía no esté preparado.


¿Cómo se induce el parto?

Ciertos métodos para inducir el parto son menos invasivos y riesgosos que otros. A continuación, figuran algunos métodos que el médico utiliza para que se inicien las contracciones:

* Quitar las membranas. El médico se pone guantes e introduce un dedo en la vagina de la mujer a través del cuello uterino (la abertura que conecta la vagina al útero). El médico mueve el dedo hacia delante y hacia atrás para separar la membrana delgada que conecta el saco amniótico (que alberga al bebé y el líquido amniótico) a la pared del útero. Cuando se retiran las membranas, el cuerpo genera una hormona llamada “prostaglandina”, que prepara al cuello uterino para el parto y suele iniciar las contracciones. Este método funciona en algunas mujeres, pero no en todas.
* Ruptura de la bolsa (también denominado “amniotomía”). El médico rompe el saco amniótico. Cuando se hace el control vaginal, el médico usa un pequeño gancho de plástico para romper las membranas. Por lo general, esto desencadena el parto en unas horas.
* Administrar la hormona prostaglandina para preparar al cuello uterino. Se introduce en la vagina un óvulo vaginal o un gel de prostaglandina (por lo general, la droga CervidilÒ), o se toma una píldora por vía oral. Por lo general, esto se lleva a cabo en el hospital, donde la mujer tendrá que pasar la noche, para hacer que el cuello del útero “madure” (se ablande, se afinen las paredes o se dilate) y se prepare para comenzar el parto. Si se la administra sola, la prostaglandina puede desencadenar el trabajo de parto o puede utilizarse antes de administrar oxitocina.
* Administrar la hormona ocitocina para estimular las contracciones. La droga (generalmente Pitocin®) se administra en gotea continuo en una dosis pequeña al comienzo y aumentando después hasta que el parto evoluciona sin complicaciones. Después de administrarla, debe hacerse un control riguroso del feto y del útero. La ocitocina también se usa con frecuencia para acelerar un trabajo de parto lento o que se ha detenido.

¿Qué se siente?
Que le quiten las membranas puede resultarle algo doloroso e incómodo a pesar de que suele llevar aproximadamente un minuto. También es posible que sienta espasmos fuertes y tenga una pequeña pérdida de sangre durante los siguientes dos días.

La ruptura de la bolsa también puede resultar algo incómoda. Podrá sentir un tirón seguido de una pérdida de líquido tibio.

Con la prostaglandina, sentirá contracciones fuertes. Con la ocitocina, las contracciones suelen ser más frecuentes y regulares que en un trabajo de parto natural.

¿Cuáles son los riesgos?

La inducción del parto no es como abrir un grifo. Si el cuerpo no está preparado, la inducción puede ser un fracaso y es posible que, después de intentar por muchas horas, tenga que hacerse una cesárea. Si el cuello del útero no está preparado, hay más probabilidades de que esto suceda.

Si la ruptura del saco amniótico no logra su objetivo, es posible que su médico utilice otra técnica para iniciar el parto. ¿Por qué? Porque usted y su bebé corren el riesgo de infección si las membranas permanecen rotas por un período prolongado antes de nacer el bebé.

Cuando se utilizan la prostaglandina y/o la ocitocina, hay un cierto riesgo de que se inicien contracciones anormales. En ese caso, el médico retirará el óvulo vaginal y disminuirá la dosis de ocitocina. Si bien es poco común, existe un riego de que se produzca un desgarro en el útero (ruptura uterina) al utilizar estos medicamentos. Otras complicaciones asociadas al uso de la ocitocina son la presión arterial baja y un bajo nivel de sodio en sangre (que puede causar ataques epilépticos).

Otro posible riesgo al inducir el parto es dar a luz a un bebé prematuro (que nace entre la semana 34 y la 36). ¿Por qué? Porque la fecha de parto estipulada (o EDD por su sigla en inglés) puede estar equivocada. Su fecha de parto es 40 semanas después del primer día de su última menstruación. Si el parto ocurre en la fecha estimada por el médico, su bebé sólo tendrá unas 38 semanas de vida. Esto se debe a que su óvulo fue fecundado unas dos semanas después del comienzo de su último período menstrual. Las mujeres que tienen una menstruación irregular o un primer trimestre con hemorragias pueden no estar seguras de cuándo fue su última menstruación. Si bien las ecografías ayudan a determinar con más precisión la fecha de parto, el momento de la concepción puede, de todas maneras, estar errado en los cálculos por dos semanas.

Los bebés que nacen unos pocos días antes de la fecha estipulada suelen ser sanos, pero es posible que tengan problemas temporales, como ictericia, o dificultad para alimentarse, respirar o mantener la temperatura corporal.

Si bien las inducciones traen aparejados riesgos, extender el embarazo por más de 42 semanas también puede resultar peligroso. Muchos bebés que nacen después de la fecha estipulada no presentan complicaciones, pero pueden existir los siguientes problemas:

* El parto vaginal se hace más difícil dado que el bebé es más grande.
* La placenta, que proporciona alimento al bebé, comienza a deteriorarse.
* Hay poco líquido amniótico o éste contiene meconio: las primeras deposiciones del bebé.

Existen muchos cuentos sobre la manera en la que se puede inducir el parto. Uno de los más viejos incluye el uso del aceite de castor. Es peligroso tratar de provocar el parto artificialmente tomando aceite de castor, ya que esto puede causar náuseas, diarrea y deshidratación. La estimulación de las mamas puede provocar contracciones del útero al liberar ocitocina. Sin embargo, la seguridad de este método no ha sido estudiada con detalle. Las primeras investigaciones sugerían que el bebé podía nacer con latidos de corazón anormales si se realizaba una estimulación mamaria. Varios estudios recientes analizaron si el tener relaciones sexuales al final del embarazo ayuda a inducir el parto, pero no se ha llegado a conclusiones concretas todavía.

Hable con su médico antes de intentar algún método para hacer que su pequeño nazca. La inducción del parto es una tarea que debe reservarse para un profesional en medicina. De lo contrario, es posible que usted genere un daño en lugar de un beneficio.

Si bien puede llegar a ser muy frustrante esperar el nacimiento de su bebé, es importante que deje a la naturaleza seguir su curso, a menos que su médico le indique lo contrario. Cuando quiera darse cuenta, estará muy ocupada para recordar que su hijo tardó en nacer.

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