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jueves, 7 de octubre de 2010

LA ACTIVIDAD FISICA EN EL ADULTO MAYOR-SALUD-VIDA Y BELLEZA

SALUD-VIDA Y BELLEZA

LA ACTIVIDAD FISICA EN EL ADULTO MAYOR

Los beneficios de la actividad física para los individuos ancianos está bien documentada. Mejora la función cardiorespiratoria, reduce los factores de riesgo de enfermedad de las arterias coronarias, y mas lo más importante, mejora la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.

No existe evidencia clara acerca de que el ejercicio incrementará la longevidad, pero hay poca duda de que mejora la calidad de vida de los sujetos ancianos. La realización de ejercicios mantiene la resistencia, la fuerza y la movilidad articular a la vez que reduce la incidencia de enfermedades tales como hipertensión severa, osteoporosis, obesidad y diabetes mellitus.

Los cambios fisiológicos que acompañan el avance de la edad y que influencian la realización de ejercicios deberían ser también considerados en el diseño de programas de entrenamiento efectivos y seguros para las poblaciones de ancianos.

Modo de los ejercicios

El modo de ejercicio para los individuos ancianos deberían ser actividades con bajo impacto para las articulaciones. Estas actividades incluyen, caminatas, bicicleta fija, ejercicios en el agua, natación, máquinas escaladoras. Las actividades deben ser accesibles, convenientes y placenteras para los participantes.

Duración de los ejercicios

Los programas de ejercicios deberían comenzar con períodos cortos e incrementar gradualmente su duración. Durante la etapa inicial puede ser difícil para algunos individuos con limitaciones fisiológicas realizar ejercicios durante 20 minutos. Para ellos podría ser posible realizar ejercicios en sesiones más cortas de cinco a diez minutos repetidas varias veces durante el día. Además de la duración del programa de ejercicios en si mismo, las personas ancianas necesitan de tiempo adicional para la entrada en calor y para la vuelta a la calma, quizás 10 minutos o un poco más.

Intensidad de los ejercicios
La intensidad de un programa de ejercicios debería ser baja al comienzo ya que las personas ancianas tienen mayores riesgos de lesiones relacionadas con el ejercicio. Como el ejercicio de baja intensidad está asociado con un bajo riesgo de lesión, sería apropiado comenzar los programas de ejercicios con una baja intensidad. La intensidad de ejercicio debería ser la suficiente para sobrecargar a los sistemas cardiovascular, pulmonar y músculo esquelético sin producir un sin producir un impacto severo sobre los mismos. La intensidad recomendada por el acsm para los adultos ancianos es del 50 al 70% de la frecuencia cardíaca de reserva. La intensidad debería ser monitoreada regularmente por medio de la frecuencia cardíaca o por medio de la escala de esfuerzo percibido.

Frecuencia de los ejercicios

En general, se recomienda que la frecuencia de un programa de ejercicios sea de tres a cinco días por semana. Se recomienda que aquellos ancianos que se ejercitan a muy baja intensidad en períodos muy cortos se ejerciten una mayor cantidad de día. Este recomendado incremento en la frecuencia tiene una relevancia fisiológica en cuanto al mantenimiento de la capacidad de resistencia así como también de la flexibilidad. Además, una mayor frecuencia puede mejorar el cumplimiento de los programas lo que deriva en una mayor probabilidad de que el sujeto asimile la actividad física como una rutina diaria.

Progresión de los ejercicios

La progresión debería ser conservativa y gradual para los individuos ancianos. La etapa inicial, de cuatro a seis semanas, debería incluir ejercicios de baja intensidad que permitan la adaptación con un mínimo riesgo de lesión. Los sujetos ancianos pueden necesitar un mayor período de ajuste antes de ejercitarse a mayores niveles de intensidad. Inicialmente es mejor incrementar la duración del ejercicio en lugar de la intensidad para de esta manera evitar las lesiones y para promover la seguridad. La progresión en un programa de ejercicios debería estar basada en cuan bien el individuo responde al régimen actual, a las limitaciones de salud del individuo y a las metas del individuo. Los programas de ejercicio deberían ser revisados regularmente para asegurar que este esté cubriendo las necesidades de los participantes.

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